Actitud de servicio

Cada día estoy más convencida de la importancia de la actitud, y en concreto de la actitud de servicio. Servicio bien entendido, servicio como orientación al otro, como «aquí estoy para ayudarte«, como «te entiendo, te comprendo, te conozco, te escucho y aquí estoy para acompañarte«.

Recuerdo una ocasión en la que, dentro de un proceso de coaching, una persona con cargo de responsabilidad me dijo: Actitud de servicio, que no «servilismo»

Desde las relaciones personales en el día a día, a las relaciones profesionales en cualquier dirección: clientes, proveedores, colaboradores, responsables… tener actitud de servicio es clave para el acuerdo, el entendimiento y base para la estrategia de liderazgo personal.

No es fácil, claro. Elegir una  determinada actitud es por sí mismo un acto racional de elevada dificultad, sobre todo en determinados contextos cotidianos. Por este motivo necesitamos dar ciertos pasos:

  1. QUERER. Conozco y trabajo con muchas personas que tienen clara la necesidad de tener actitud de servicio; sin embargo, la contemplan como algo implícito a su trabajo, a sus funciones, parte de sus obligaciones. No la han interiorizado ni entendido como estratégica; no les sirve para nada. No QUIEREN, simplemente ejecutan. Querer significa entender el sentido del servicio, ser prioritario, actuar de manera coherente.
  2. CONOCER AL OTRO. Difícilmente daré servicio, daré respuesta si no te conozco, no sé quién eres, qué necesitas, y qué recursos tengo para acompañarte.
  3. ESCUCHAR A TRAVÉS DEL ENTENDIMIENTO. Solamente si entendemos de verdad escuchamos de verdad, escucha desde el TÚ, no desde el YO.
  4. VERBALIZAR EL SERVICIO. Necesitamos verbalizar, transmitir directamente nuestra intención de servicio, de ayuda, de respuesta. Que el otro conozca directamente nuestro ofrecimiento

Actitud de servicio, en ello estoy…¿y tú?