Da un paso, luego vendrá otro

Da un paso…   luego vendrá otro

“Antes de preocuparse, ocuparse…” escuché esta frase este verano, en un momento en el que tenía que tomar una decisión y me sentía bloqueada, no sabía muy bien qué hacer.

Me hizo pensar.

Hay veces que tenemos más o menos claro lo que queremos, a dónde queremos llegar, pero nos entretenemos con dudas, pensamientos, (y esto supone tiempo) sobre el cómo, qué hacer primero, incertidumbre sobre el qué pasará… y todo ello nos hace bloquearnos, no avanzar.

Lo bueno de esto (o no tan bueno) es que, estas vacilaciones y el “no hacer” nos provoca tener dudas sobre esas metas que teníamos antes tan claras.

El dar un paso hacia adelante y HACER no solamente nos acerca un poquito a lo que queremos lograr, sino que nos hace ponernos en movimiento, y esto siempre motiva.

Nadie tiene la bola de cristal para saber si camina acertadamente o no, pero cuanto más hago y avanzo, más fuerza tengo para poder reconducir o rehacer si creo que me he equivocado, puedo hacerlo mejor o debo coger otro camino.

“En las cenizas del fracaso está la fuente de la sabiduría” decía una canción de Amaral.

¿Cuál es el siguiente paso hacia tu objetivo?

Cuando el reconocimiento es imprescindible para crecer

¿Cuándo ha sido la última vez que has reconocido a alguien?

En cualquier contexto, personal, laboral, familiar, de amistad…

¿Por qué nos cuesta tanto reconocer? Es gratis, de contenido positivo, nos ayuda a crecer, ayuda a crecer al otro, y nos deja muy buen cuerpo.

Entonces… ¿por qué no lo hacemos más a menudo?

De lo positivo del reconocimiento, para el otro y para mí:

  • Refuerza la AUTOESTIMA, lo que uno se quiere a sí mismo, gracias a la visión sincera del otro
  • Aporta JUSTICIA sobre uno mismo
  • Te ayuda a APRENDER desde el punto de vista del otro, ACEPTANDO diferentes visiones a la tuya sobre tus actuaciones
  • Aprendemos del IMPACTO que generemos en los demás, clave para el concepto que tienen de nosotros
  • Favorece la TRANSPARENCIA, fundamental para unan comunicación interpersonal efectiva y basada en la CONFIANZA. Si yo tengo la confianza de reconocerte a ti, generaré la suficiente confianza en ti para que también me reconozcas.

Claro que, para reconocer bien al otro, necesito:

  • QUERER, (en este caso, querer reconocer) inicio imprescindible para el desarrollo de cualquier hábito.
  • OBSERVAR y detectar CONDUCTAS, comportamientos concretos, origen del reconocimiento (decir qué buen profesional eres no es lo mismo que decir qué bien tratas a tu equipo, te preocupas de conocerlo, porque les dedicas tiempo a todos y cada uno de ellos). Bajar a la conducta, el comportamiento concreto, siempre reconocerá mucho más que quedarnos únicamente en aspectos generales. Para esto y, en definitiva, necesito conocer al otro.
  • VERBALIZARLO y transmitirlo al otro en un momento pausado y con tiempo para dialogar y contrastar.
  • Completar el mensaje con un SENTIMIENTO propio, sincero, tal como “me gusta mucho cuando… qué bien me siento cuando te veo… qué feliz me haces si…”. De esta manera, quien recibe el reconocimiento no solamente tendrá identificada su conducta, sino que sabrá el positivo impacto emocional que provoca en ti…y eso es muy difícil de olvidar.

¿A qué esperas para reconocer?

Actitud de servicio

Cada día estoy más convencida de la importancia de la actitud, y en concreto de la actitud de servicio. Servicio bien entendido, servicio como orientación al otro, como «aquí estoy para ayudarte«, como «te entiendo, te comprendo, te conozco, te escucho y aquí estoy para acompañarte«.

Recuerdo una ocasión en la que, dentro de un proceso de coaching, una persona con cargo de responsabilidad me dijo: Actitud de servicio, que no «servilismo»

Desde las relaciones personales en el día a día, a las relaciones profesionales en cualquier dirección: clientes, proveedores, colaboradores, responsables… tener actitud de servicio es clave para el acuerdo, el entendimiento y base para la estrategia de liderazgo personal.

No es fácil, claro. Elegir una  determinada actitud es por sí mismo un acto racional de elevada dificultad, sobre todo en determinados contextos cotidianos. Por este motivo necesitamos dar ciertos pasos:

  1. QUERER. Conozco y trabajo con muchas personas que tienen clara la necesidad de tener actitud de servicio; sin embargo, la contemplan como algo implícito a su trabajo, a sus funciones, parte de sus obligaciones. No la han interiorizado ni entendido como estratégica; no les sirve para nada. No QUIEREN, simplemente ejecutan. Querer significa entender el sentido del servicio, ser prioritario, actuar de manera coherente.
  2. CONOCER AL OTRO. Difícilmente daré servicio, daré respuesta si no te conozco, no sé quién eres, qué necesitas, y qué recursos tengo para acompañarte.
  3. ESCUCHAR A TRAVÉS DEL ENTENDIMIENTO. Solamente si entendemos de verdad escuchamos de verdad, escucha desde el TÚ, no desde el YO.
  4. VERBALIZAR EL SERVICIO. Necesitamos verbalizar, transmitir directamente nuestra intención de servicio, de ayuda, de respuesta. Que el otro conozca directamente nuestro ofrecimiento

Actitud de servicio, en ello estoy…¿y tú?